viernes, 15 de abril de 2011

Capítulo 1: Bienvenidos a Nueva York






Las brisas de invierno ya comenzaban a dar vida. Multitudes de gente corría hacia dentro del aeropuerto para poder protegerse de la lluvia repentina. Eran comienzos de noviembre, cuando una chica se encontraba en el aeropuerto, sentada en esas butacas azules. Miraba por todos lados tratando de dar con alguien. No le agradaba la idea de estar ahí, no después de cómo fue tratada. No quería volver atrás… pero:

- Tu tía Anna te cuidará-. Decía mi madre con tono frío y distante. Me dolía la forma en que me trataba, como hubiera cometido algo indebido.

- Quiero que tu lo hagas-. Le dije por sexta o séptima vez, ya no recordaba cuanto le había rogado. No entendía.

En u recurso algo vago, me tiré sobre sus brazos y la abracé. No creía lo que estaba haciendo.

- Entiende a tu madre, por favor Emmy-. Dijeron a mi espalda papá, me tomó por los hombros y me hizo soltar a Mary. Ya no podía controlar las lágrimas. Giré sobre mi misma y quedé frente de él. No podía creer lo duro que podía ser conmigo.

- Por favor papá, no lo hagas-. Le dije al borde del llanto.- Piensa en mí-.

- Debiste haber pensado en nosotros antes de… de-. No pudo seguir mamá. Sabía que le dolía tanto o más que yo.

Escuchamos como indicaban la salida de mi avión. Mi cuerpo se tensó por completo. Tenía la esperanza de que reaccionaran, de que solo hubiera sido una broma. “No, no lo es”. Miré por última vez a mi madre, quien solo me dio una mirada de desprecio. Volví hacia mi padre y lo abracé.

- Dile a Sophie que la amo-. Le susurre conteniendo las lágrimas. Se separó de mí, y con una sonrisa torcida me dio un beso en la frente.

- Cuídate, ¿si?-. Asentí con la cabeza gacha. Tomé mi bolso y me lo cruce.

Avancé hacia donde debía mostrar el boleto e ingresé al avión. Busqué mi asiento y cuando por fin lo encontré me senté. En ese instante comprendí lo que iba a hacer de mi vida, lejos de los seres queridos que más quería. Ya no tendría la vocecita aguda de Sophie a mi lado. Los chistes malos de Frank o las locuras de Josie… y Matt, no me perdonaría perderlo, si fue capaz de asumir mi error y hacerlo suyo también, era por que me quería y yo también a él. Y por último y no menos importante, Armstrong. Nunca sabría de esto y la verdad me alegraba. No tendría que ocuparse más por mí y más aún por el bebé. Me iba lejos y el podría reanudar su relación con Addie, no molestaría.

Miré por la ventana y no pude controlar las ganas de llorar, a casi no me quedaban lágrimas… había llorado tanto los dos últimos días que los ojos me ardían. Sentí el avión avanzar y de un momento a otro elevarse. Como un impulso al sentir el avión moverse, toqué bajo mi estómago, acariciándolo.

El viaje hacia donde vivía mi Tía Anna era largo. Más de alguna vez tuve que ir al baño a vomitar. Los mareos me mataban… pero debía acostumbrarme

Algo de comenzó a vibrar de sus bolsillos, asustándola por lo distraída que estaba. Miró el número y contento rápidamente.

- ¿Dónde estas?-. Le dijeron desde la otra línea. Se escuchaban autos pasar y bocinas. Se sonrió al escuchar esa voz tan en particular.

- Estoy dentro de aeropuerto, en los asientos. La gente comenzó a entrar por que hubo una tormenta. ¿Dónde estas?-.

- Voy hacia allá. No te muevas-. Y colgó.

Esperó impaciente la llegada de Matt, su novio. Sus manos sudaban frío y por mucho frío que hiciera, ella no lo sentía. Su cara, marcada ya un poco por el tiempo reflejaba paz, sabía que dentro de poco volvería donde todo había pasado, por mucho que ya no lo pudiera guardar.

De pronto, vio que alguien le hacía seña, como no iba a reconocer menuda chica. Sus cabellos de un color chocolate igual al suyo, bailaban a su compás. Animadamente agitaba las manos mientras la llamaba. Avanzó lo poco que les quedaba y la levantó por los aires, acomodándola en sus brazos.

- ¡Te demoraste mucho!-. Dijo la menor, de unos intensos ojos verdes.- Matt dijo que llegabas en la mañana-.

- El avión se atrasó en salir amor, pero que… ¡ya estoy acá!-. Dijo animaba. Hace 2 meses que no la veía y ya había crecido mucho…- ¿Dónde esta Nick?-.

- Viene con Matt… ¡vieras lo que nos compro Matt!-. Dijo con un tono impaciente la pequeña, exagerando sus gestos con las manos.- Me compró una casita de muñecas y a Nick le regaló de esos robots de luchas, pero lo mío es más bonito-.

La mujer rió al ver lo entusiasmada que estaba su hija.

- Me alegró por ti Chuck-. Dijo esbozando una sonrisa. Posó a la menor en el suelo y le sujetó la mano.- Vayamos a buscar a tu hermano-. La menor asintió.

Avanzaron por la multitud en busca del lugar en donde Charlotte los había dejado a ambos comprando. No se demoraron más de diez minutos en dar con el joven, quien al darse cuenta que uno de los pequeños faltaba saló a la búsqueda. Tanto Emily como Chuck rieron al ver la desesperación de Matt.

- ¡Ahí!-. Dijo el otro pequeño que estaba en compañía de Matthew, apuntando en dirección de ambas.- ¡Y viene con mamá!-.

El menor dejó a un lado a Matt y corrió hacia Emmy, quien soltó la mano de su pequeña hija y dejó que Nick la abrazara.

- ¿Cómo estas?-. Preguntó su madre, mientras acaricia su rostro.

- Bien… ¿y tú?, ¡te demoraste mucho mamá!-. Dijo el pequeño, cruzando sus brazos sobre su estómago y frunciendo el seño.

Emmy rió.

- No arrugues así la frente que te va a salir una arruga-. Espetó haciendo el mismo gesto que Nick, haciéndolo reír.

- ¿Y yo estoy pintado?-. Comentaron frente de ella. Sonrió al ver a Matt más relajado. Había pasado un susto al ver que Chuck no estaba. Se acercó y con sutileza le dio un beso en los labios. Se separó de su novia y miró a la menor, quien sujetaba la falda de su madre.- Y usted jovencita, ¿me podría explicar por qué salió así como así?-.

- Tú y Nick nunca salían de la cafetería-. Se defendía ella.- Me aburrí y salí a buscar a mamá-.

- No la regañes-. Salió a su defensa Emmy.

Colocó los ojos en blanco y luego sonrió

- Esta bien-.

Abrazados unos con otros, salieron desde el aeropuerto. Emily no llevaba maletas, tan solo su entrañable bolso de viajes. Esperaron aunque la lluvia se apaciguara en las calles de Nueva York y ya una vez bajado la intensidad, corrieron a refugiarse dentro del auto.

Después de estar tanto tiempo juntos, las discusiones parecían ser ya algo familiar para ambos, pero no en la vida de Billie Joe Armstrong. Hay un momento en la vida en que hay que hacer parar todo. ¿Volver a huir?, huir como la había hecho hace más de siete años, no sonaba nada mal… solo que esta vez estaría en completa soledad. Se sentía cansado, harto de él y sus injustificaciones por sobre los problemas, ¿pero que podría hacer?, no lo sabía.

Encendió el motor de su auto y a duras penas miró por última vez tras sus hombros; su hogar, en donde había vivido momentos buenos y malos, dejando siempre como ejemplo obviamente los momentos agradables. Con los dedos alrededor del volante y su pierna en el acelerador tomó rumbo a cualquier lugar.

Los recuerdos volvieron a él, como si su mente quisiera torturarlo. Todo comenzó tras su regreso a casa nuevamente. Addie y sus hijos –Jake y Joey- lo recibieron dichosos por poder volverlo a ver, como cuando viajaba por mucho tiempo ausentándose por meses de ellos.

Los primeros años, luego de su regreso trataron –consiguiéndolo permanentemente- de ser una familia feliz otra vez. Pero de a poco las caretas falsas de algo que se trata de ocultar, retomaron su curso. Las discusiones con su esposa comenzaron a renacer, agregándole tiempo después la adolescencia de su hijo mayor. Como se puede escuchar por ahí “no se puede tapar el sol con un dedo”.

- ¿Alguna vez te has acercado a tu hijo para preguntarle sobre su vida?-. Le reprochaba Adrienne a su esposo, ya cansada de que ignorara por completo lo que rodeaba a su hijo.- No, claro que no-.

- No es que no quiera y lo sabes… es solo que yo… yo no se manejarlo. Eso es todo-. Decía excusándose, pero en el fondo sabía que eran excusas baratas. Su mujer tenía la razón.

- Una y otra vez con lo mismo-. Dijo ella, colocando los ojos en blanco. Ya estaba harta.

- Addie… o empecemos por favor-. Le rogó él cayendo sobre una de las sillas de la cocina, tratando de controlar la situación, cosa que hizo enfurecer más a su mujer. Lo miró con el ceño fruncido.

- ¿Qué no empiece que?... ¿a pedirte que me ayudes con el comportamiento de tu hijo?-. Espetó con una risita sarcástica. Tirando sobre el lavaplatos el paño de cocina.- ¿Qué me ayudes a controlar la situación?, de verdad ya no te conozco-. Agregó, comenzando a alejarse de la cocina.

Y ahí se quedaba, echado sobre una silla, controlando su respiración y concentrándose en no responder. No quería otra discusión… ya habían sido muchas por hoy.

No sabía donde ir. Al principio pensó en ir a su departamento en Nueva York, no sonaba mal, pero no quería ser molestado por nadie. Luego pensó en un lugar más cercano, Berkeley, San Francisco, Los Ángeles… Los Ángeles, repitió un eco en su subconsciente. Emily, se le agregó luego. La amargura se apoderó de él, sus manos y piernas se tensaron en ese lapsus de tiempo. Nunca supo con completa exactitud que había sido de ella, de su completa e ilógica obsesión. Aún conservaba entre uno de sus cuadernos de composiciones, la carta que recibió de ella, en su completo sobre y oculta para cualquiera.

El recuerdo de aquella chica, de su pequeña hermana, hizo que por unas milésimas de segundos perdiera el control de automóvil. Frenó unos metros más allá. Necesitaba aire… llenar sus pulmones de fresco aire. Descendió de este, dando un estruendoso golpe a la puerta para poder cerrarla. “No puede ser que aún siga pensando en ella”, se reprochó en sus adentros, apoyándose sobre el capó de su auto. “Y pensar que me quería separar para… para estar con ella”, le reprendió su vocecita interior.

Inhaló un poco más de aire, recordándose a el mismo que debía respirar. Meneó levemente la cabeza para callar de una vez aquel molestoso susurro y retomó su posición dentro del auto. Unos segundos más estático en su asiento, y ya… prendió el motor del auto otra vez, tomando atención ahora sobre la carretera.

- Nueva York-. Dijo en voz alta, decisivo con su destino.


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