martes, 19 de abril de 2011

Capítulo 6: ¡Eres tú!



Explicarles a sus hijos que debía hacer un trabajo extra no fue problema, explicárselo claro está. La reacción fue otra cosa.

A Nick le era indiferente si su madre estaba o no, con que Matt estuviera a su lado le sobraba, pero Chuck… a la pobre o hubo quien le cambiara el humor. Emily comprendía perfectamente la reacción de su hija, y como no si ella tuvo que pasar casi por lo mismo cuando su madre no le daba su total atención, comenzando a alejarse de a poco de ella.

A la mañana siguiente tanto Emily como Jeremy estaban listos para partir.

La secretaria de George les había enviado los boletos en el primer vuelo disponible para aquel día. Las maletas estaban a un costado de la escalera, esperando la hora de partir. Emily aún no salía del baño, llevaba más de media hora pegada frente al espejo… tratando de ver algún resto de calma y de razonamiento al viaje. Sintió unos leves golpes en la puerta, sobresaltándola de algún modo. Giró la llave de la cerradura y giró el picaporte.

- ¿Estas lista?, los niños están en el auto y Jeremy llamó hace diez minutos diciendo que ya estaba en el aeropuerto-. Le comunicó Matt, sin perder el aliento con tantas palabras. Emily le sonrió a penas.

- Muy bien… vamos-.

Se tomaron las manos y descendieron hacia el recibidor. Ella tenía muy bien marcado que era solo por el trabajo y nada más, nunca por su propia voluntad hubiera vuelto a aquella ciudad. Ni aun que así dependiera su propia vida.

Cerraron la puerta detrás de ellos, adelantándose sobre ella Matt, quien llevaba arrastrando la maleta, colocándola detrás del auto. Emily ingresó al auto, sin poder evitar echarles una mirada a sus hijos quienes estaban sentados, ambos con sus cinturones de seguridad cruzándole el cuerpo. Charlotte miraba distraídamente por la ventana de automóvil, tratando de evadir la mirada de su madre. “Orgullosa como su padre”, pensó con cierta agonía Emily.

- ¿Regresarás pronto?-. Preguntó el segundo de sus hijos. Agitó levemente la cabeza para despejar su idea anterior y le tomó atención.- ¿Te demoraras mucho?-.

Le dedicó una sonrisa.

- Es por solo una semana… luego verás que me quedaré cuanto tiempo quieran-.

- Eso dices siempre-. Habló Chuck desde el otro lado del asiento, sorprendiéndola, aún sin despegar los ojos de la ventana.

- Cállate Chuck-. Le cortó fríamente su hermano, mirándola con la frente arrugada.

- Sabes que tengo razón-. Seguía en cambio ella, con su posición de autodefensa. Emily los miraba con una mueca en los labios.

- ¡Basta los dos!-. Dijo con autoridad la mayor, antes de que su hijo volviera a reprochar algo más… tratando de controlar la situación.

- Perdón-.

La llegada al aeropuerto fue llevada a cabo en completo silencio. Emily tenía miedo que si volvía a abrir la boca, sus hijos comenzarían discutir otra vez, y lo menos que quería era llevarse una imagen de ellos así.

Matt se encargó de bajar a los niños, mientras que Emily de las maletas. No llevaba mucho, por lo que se le hizo menos dificultoso la maniobra. Arrastró la maleta detrás de sí, avanzando hacia la puerta de vidrio y cruzándola.

- ¿y esa carita?-. Preguntó Jeremy ya reunidos con los demás al notar la llegada de Emily.- Parecieras como si no nos fuéramos a Los Ángeles-. Siguió con su discurso, tratando de animarla.

- Es la única que tendré por un largo tiempo-. Espetó ella en cambio, apesadumbrada.- ¿A que hora sale el vuelo?-. Jeremy comenzó a revisarse los bolsillos, buscando los benditos boletos… encontrándolos debajo de su chaqueta. Les hecho una ojeada.

- Sale a las ocho cuarenta y cinco. Nos quedan exactamente… diez minutos-. Dijo chequeando su reloj.

Emily miró fijamente a Matt, tratando de encontrar algún rastro de alegría. Él le sonrió, teniendo sobre sus brazos a Charlotte.

- Creo que deberían subir-. Dijo Matt.- De igual modo, con los chicos tenemos planes apara hoy-. Posó sus azules ojos hacia Nick, quien lo miraba entusiasmado.- Si hay algún problema te llamaré… no te preocupes-. Agregó luego, guiando sus ojos hacia su novia.

Ella asintió mínimamente. Se hincó frente a su hijo y con algo más de calma en su voz le dijo:

- Cuida de tu hermana, ¿me lo prometes?-. Le susurró cariñosamente. Mientras le arreglaba la chaqueta, tratando de encontrar algo bueno en ello.- ¿Me lo prometes Nick?-.

- Si mami. Lo prometo-. Afirmó el menor, con un timbrecito de voz que le hizo sacar una sonrisa a Emily.

- Nada de peleas y no hagan rabear a Matt, ¿ok?-. El chico asintió animosamente para luego colgarse del cuello de su madre y acurrucarse sobre ella.

- Nick… deja que mamá se vaya, se hará tarde-. Dijo detrás del pequeño, Mathew aún con Chuck en sus brazos.- ¿No piensas despedirte de tu madre?-. Infirió él, a quien tenía en brazos. La pequeña hecho levemente su cuerpo hacia atrás y sin despegar la vista desde el suelo estiró sus brazos en dirección de Emily.

- No pelees con Nick, por favor ¿si?-. Inquirió la mayor ya una vez con su pequeña en brazos. Ella asintió frenéticamente.

- Regresa luego…-. Espetó Charlotte, con una hilo de voz casi inaudible APRA quienes que observaban absortos la escena.

- Lo aré-.

Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, bajó a la menor de sus brazos dejándola sobre el piso. Tomó la manilla de la maleta que aún sostenía Jeremy y se acercó a Matt para despedirse. Un sutil y pequeño beso de despedida.

- Trata de disfrutar-. Le susurró él a poca distancia.

- Trataré-.

Se alejó del grupo y con Jeremy a su lado comenzaron el trayecto hacia el portaequipaje para dejar sus pertenencias. No quería mirar hacia, mejor dicho… no debía mirar detrás de sus hombros por que tenía muy bien claro que si llegaba a hacerlo, no tomaría el avión. Ni siquiera se había dado cuenta que ya estaban cruzando la puerta del avión. Se sujetó firmemente de la chaqueta de su amigo y buscaron sus asientos. Una vez ubicada y con su cuerpo sobre el asiento, resopló un sonoro suspiro. Un suspiro que le hizo recordar cuando… en una pequeña oportunidad abandonaba la ciudad que en tan solo unas horas volvería a pisar. Con o sin agrado, ya todo se había hecho.

Los tres miraban en dirección por donde Emily junto a Jeremy avanzaban. Nadie movía un músculo, nadie despegaba la vista desde aquel lugar. “Debimos haberla acompañado”, se reprochaba disgustado Matt mentalmente. “De igual forma va con Jery”, recapacitó tratando de encontrarle algo de lógica a lo que pasaba.

Despejó su mirada y observó donde estaban los dos pequeños quienes miraban en la dirección en la que él antes estaba observando. Carraspeó un poco la garganta e inhaló una gran bocanada de aire.

- Y que dicen… ¿vamos a alguna parte?-. Inquirió animadamente, llamando la atención de los dos chicos. El primero le sonrío ampliamente, mientras que la niña solo hizo una morisqueta con la boca.- ¿Qué quieren hacer?-.

- ¿Es un poco temprano para ir a comer?-. Preguntó un tanto cohibido Nick.

- Me temo que sí-. Le respondió Matt, comenzando a avanzar hacia la salida del aeropuerto.- que les parece… ir un rato al Central Park-.

- Hace tiempo que quiero ir-. Comentó Chuck ya más tranquila. Hablando por primera vez de un modo más amigable.- ¿Te acuerdas del libro que mamá nos leyó?-. Dijo hacia su hermano, ubicado a su derecha. El la miró con el ceño fruncido.- Ese del chico que echaban de la escuela-.

- Holden Caulfield-. Aportó Matt

- ¡Oh si!-.

- Quiero ver si los patos siguen debajo del puente-.

- Pero cariño… eso esta del otro lado del Central Park-. Inquirió el mayor, ya abriendo el auto y depositando a los chicos arriba de este.- queda en el Central Park South-.

- No importa-. Seguía insistiendo la menor. Matt dio un resoplido sonoro, nunca podía conseguir que Charlotte dejara sus ideas a un lado. Era igual que Emily en ese sentido.

- Te prometo que mañana vamos-. Dijo con voz cansina, dando paso al deseo que la menor.- ¿conforme?-. La chica asintió con entusiasmo.- Ahora, siéntate para colocarte esto-.

- Esta bien-. Accedió ella, sentándose y acomodándose sobre el asiento, dejando que Matt le colocara el cinturón cruzado.

Escuchar la conversación espontánea entre ambos chicos, hizo que Matt se sintiera medianamente orgulloso. De alguna forma el tenía muy bien claro que aquellas dos personitas no eran de su misma genética, pero aún así los quería como si así lo fueran.

Había sido capaz de apoyar a Emily, y de eso no se arrepentía, lo que si lo hacía agobiarse era que si todo hubiera sido como él pensaba, no tendría que estar con ese agobio profundo. A quien había sido capaz de robarle el corazón de su Emily – por que tenía claro que nunca podría borrar el recuerdo de él, por sobre los pensamientos de Emily-, a aquella persona… no sería capaz de verla, au que así fuera que ella se lo pidiera.

Llegar a la parte Norte del Central Park le llevó no menos que media hora. El tránsito aquel día era medianamente menor, mediano por que la multitud mayoritariamente se concentraba en la fiesta que se llevaba a cabo, alguna celebración sobre algo que Matt no entendía… de igual modo estacionó lo más cerca posible de la entrada y una vez ubicado bajó él para luego decender a los menores.

Al instante de ver y oír la música y los distintos juegos que sus jóvenes ojos lograban divisar, a Chuck se le formó una gran sonrisa. Esperó impaciente a que Matt bajara a su hermano, para que, una vez los tres juntos agarrar la muñeca de su hermano y tirar de ella para que avanzara a su paso.

Todo lo que veía le parecía esplendoroso. No paraba de indicarle a Nicholas que mirara sobra algún sector.

- ¡Mira!, ¿nos subimos en el?-. Decía animosa, apuntado con su índice hacia el pequeño carrusel rústico, instalado en la parte central de la disque “fiesta”.

- ¿Podemos Matt?-. Dijo en cambio el menor, mirando a su padrastro con una súplica sobre su rostro. El mayor sonrió ampliamente.

- Haber cuantos boletos pueden sacar con esto-. De su bolsillo sacó un billete de un dólar y se lo extendió al pequeño.- No se demoren mucho-.

Tomó la mano de su hermana y juntos sacaron los boletos que le alcanzaban para poder subirse.

Gran parte del día lo disfrutaron en aquel lugar. Almorzaron en un restaurante y luego volvieron al parque, en donde los pequeños disfrutaron de los juegos, todo bajo la atenta mirada de Matt, vigilante ante todo.

Tanto andar de un lado a otro, en un solo instante Charlotte perdió de vista la presencia de Matt. En ese lapsus de tiempo, una loca idea se le cruzó en mente. ¿Por qué esperar hasta mañana, si estaba ahí mismo para ver si aquellos patos que tanta curiosidad le daban, estaban a escasos metros?. Miró por ambos lados, y una vez que estuvo segura de que nadie la miraba, corrió hacia la parte sur del parque.

No sabía hacia donde iba, ni tampoco hacia donde exactamente estaba el lugar que buscaba. No quería levantar sospechas y que algún adulto con una compasión tremenda la tomara y la llevara hacia un guardia, por lo que trató de escabullirse lo más cerca posible de los matorrales.

Llevaba más de dos horas recostado sobre el sofá, con la vista perdida hacia el techo contando vagamente las manchas de pintura granuladas. Cuarenta y cinco, cuarenta y seis, cuarenta y siete, cuarenta y ocho…¡Esa se parece a un hombre gordo!... cuarenta y nueve, cincuenta, cincuenta y dos… ¿o cincuenta y uno?.

Se sentía tan patético que se solo imaginarse viéndose recostado sobre el sofá, con una lata de cerveza a un costado le provocaba una depresión tan horrorosa. I don't have fun and I hate everything. The world owes me, so fuck you. Glory days don't mean shit to me, i drank a six pack of apathy... life's a bitch and so am I, the world owes me, so fuck YOU!. Le sentaba tan bien aquella canción que de vez en cuando la comenzaba a tararear. Patético.

¡Vamos Armstrong, no te quedarás echado estos cuatro meses que te quedan antes de salir de gira, hombre!. En ese lapsus de tiempo, recordó las giras y como ansiaba llegar de ella a su casa, con su familia. Tres horas atrás había llamado para saber de sus hijos… eso era algo pero ¿era lo correcto?. Bufó con enfado. Giró su cabeza hacia u costado y vio el reloj de la pared. En un último intento de distracción. Dio un brinco desde el sofá hacia el suelo, tomó las llaves del departamento, se registró los bolsillos para cerciorarse que llevaba la billetera, los cigarrillos y el celular y sin más que hacer salió del departamento con la chaqueta en el antebrazo.

A la salida del departamento se colocó los anteojos negros y tomó rumbo a cualquier lugar, necesitaba librarse un poco de sus presiones. Bien… caminar podría ser la solución. Cruzó la calle hacia la vereda continua y caminó sin rumbo hacia el centro de Nueva York.

A la otra me tomaré el tiempo de averiguar que alguno de los chicos no estén en vacaciones”, se dijo a si mismo mentalmente, sacándose una pequeña sonrisa de los labios. El día era de un completo nublado, hacía un poco de frío y de vez en cuando un viento los abrazaba, haciendo que por inercia se contrajera mas en si mismo.

De pronto, doblando una esquina comenzó a escuchar una música alegre. “Fiesta”, pensó de inmediato. De alguna forma no era malo que estuviera ahí… de algún modo debía distraerse y dejar que sus problemas dejaran de existir por unos minúsculos segundos. Ingresó por uno de los accesos secundarios del Central Park y se dio el lujo de observar que tanto era. “Fiesta familiar”, pensó malhumorado. Avanzó unos metros más y se sentó en uno de los bancos. De su bolsillo extrajo la cajetilla de cigarros y con pesadumbre sacó uno, prendiéndolo luego. Se sentía tan incomodo en aquel lugar, pero de alguna forma no quería regresar a su departamento, deprimiéndose más aún. Era un tipo de nuevo respiro… “¿Nueva vida?”, algo parecido.

De vez en cuando miraba a las parejas con sus hijos, riendo y disfrutando de lo que los juegos le entregaban. Solo que algo muy particular le llamó la atención. Dio una última pitada al cigarrillo y lo dejó caer al suelo, pisándolo.

Una pequeña de no más de cinco años, con un cabello que le llegaba más abajo de la cintura, se veía perdida. La observaba con detenimiento, mientras recordaba que hacia no mucho tiempo había conocido a una pequeña que le había robado el corazón con su dulzura.

- Sophie-. Susurró, esbozando una tosca sonrisa.

Miró hacia ambos lados y se paró, comenzando a caminar hacia ella. “No se que m.erda hago”, pensaba mientras llegaba a su lado. La pequeña dio un respingo de susto y levantó la vista hacia él. Sus brillantes ojos verdes lo miraron con detenimiento y con una expresión en el rostro parecida al fastidio. “La depresión me tiene mal”, volvió a pensar antes de hablar.

- ¿Estas perdida, pequeña?-. Preguntó con un hilo de voz, agachándose a su misma altura. La niña abrió sorprendentemente los ojos.

- N-no-. Respondió ella, con un temblorcito en la voz que le hizo que el corazón se le apretujara.

- ¿Donde están tus padres?-.

- Emm… papá dijo que lo esperara acá-. Se mostraba evasiva y queriendo que se fuera.

- Si quieres te ayudo a buscarlo-. Se ofreció con amabilidad Billie Joe, estirándole la mano para que ella la recibiera.- No te aré daño, vamos-.

- ¿Puedo hacerle una pregunta?-. Espetó la menor, tímida.- ¿Usted sabe donde esta el lago del… del Central Park South?-.

Billie la miro ceñudo

- Si, si se… ¿Por qué?-.

- ¿Me puede llevar hacia allá?-. Dijo la pequeña, con un ruego en su voz.

- Primero debes esperar a que tu papi llegue-. Le aconsejó Armstrong. No encontraba razón alguna a lo que estaba haciendo… en cualquier momento podría aparecer su madre o alguien más y hacer un escándalo por lo que “podría” estar haciendo mal. La niña agachó la cabeza enojadísima.- Vamos, súbete a mis hombros y me dices donde esta tu papá-. Agregó luego.

La pequeña dudó un poco, pero de alguna forma se rindió, sonriéndole apenas.

No sabía que exactamente estaba haciendo, pero se estaba distrayendo y eso lo hizo sentirse mejor. Tomó a la chica por la espalda y como si fuera lo más liviano del mundo la elevó y la acomodó sobre sus hombros. Se sentía acompañado por recuerdos viejos, recuerdos que aún abrazaba y que no quería dejarlos ir.

Caminó con la pequeña sobre sus hombros unos cuantos minutos, antes de que la pequeña diera un gritó chillón, haciéndole doler un poco los oídos.

- ¡NICK!-. gritó alegre, agitando una mano al aire. “Prepárate para los golpes”, pensó Billie Joe

Bajó a la niña desde sus hombros y la vio correr hacia un pequeño, de igual edad que ella. Parecía retarla y eso se veía gracioso. Segundos después un adulto de rubia cabellera se aparecía detrás de ellos. Parecía aliviando, pero a la vez asustado por lo que acababa de pasar. Vio como la pequeña les explicaba algo y que de cómo lo apuntaba a él. La chica le hizo una seña para que se acercara.

- El me ayudo-. Dijo la menor tomándole la mano y haciendo que se acercara más. Billie Joe sonrió.

- ¡Eres tu!-. Comentó con cierta sorpresa en la voz del mayor.- ¿Billie Joe?-.

El nombrado palideció. Por una parte se sintió aliviado que el padre de la menor no le hubiera hecho nada, pero tener que lidiar con que alguien lo había reconocido…

- Soy Matt… Matt Begthom-.

Todos y cada uno de los nervios de Billie Joe colapsaron al escuchar aquel nombre tan particular. ¿Cómo no olvidarlo, si él había sido quien le había arrebatado a su Emily?. Su corazón comenzó a dar pálpitos acelerados, comenzando a dolerle el pecho.

Todo lo del pasado regresa… y eso solo era el comienzo.

2 comentarios:

  1. Me alegra que me hayas echo caso! es mejor que lo publique aquí, la gente lo toma en cuenta. En fotolog nadie porque nadie lo usa xDDD

    ResponderEliminar
  2. Es que en parte tenías razón.
    Fotolog esta muriendo de a poco y la mejor forma para seguir con este proyecto es que empiece a usar esto... y que aprenda por que aun me cuesta xD.
    Gracias por comentar n_n

    ResponderEliminar